Desde luego, podemos decir que vivimos en una época loca de verdad: cada cual vive a su ritmo, con sus propios valores morales, sin forma de ponernos de acuerdo en la más mínima de las reglas sociales sin que salte de pronto alguna voz de protesta… No es que sea malo, de hecho, muchos sociólogos te dirán que es así como se construye una comunidad sana, escuchando a todos y dando todo el mundo su opinión; aunque creo que lo que sigue, que todo esto se tomara con respeto y sin alteramientos, es en lo que claramente hemos fallado y me temo que seguiremos fallando.
En realidad, parece que la moralidad es una asignatura pendiente en todas las épocas históricas que ha vivido el hombre, y no porque yo crea que no se intentado buscar un consenso y habilitar ciertas reglas; es simplemente porque parece actuar en ciclos, esto es, lo que hoy nos parece bien, mañana nos parece mal, y al cabo de un tiempo vuelve a ser algo inmoral. ¿No tenéis vosotros esa misma sensación?
Si lo piensas bien, verás que llevo bastante razón: pasamos de las bacanales y orgías griegas y romanas a la enorme oscuridad y represión que trajo la Edad Media; después, el Renacimiento puso otra vez de moda la vida alegre y parrandera, hasta que el siglo XVIII volvió a convertir a la sociedad en gente pacata y llena de represiones, aunque muchos se dieran la vida padre a escondidas; y durante el siglo XX y los que llevamos del XXI, no nos acabamos de poner de acuerdo si hay que vivir la vida loca, o contenernos un poco y pensar en vivir de forma serena y moderada como sociedad y también como seres individuales. Lo dicho, todo es una especie de ciclo, donde tiramos de lo antiguo para intentar renovar lo nuevo, y donde una vez que creemos que hemos establecido una norma, la derruimos de raíz pensando que la contraría podría venir mejor.
Así, no es de extrañar que ahora mismo haya dos corrientes de pensamiento vital conviviendo, o al menos intentándolo: lo de aquellos que piensan que la vida son dos días, y que el ser humano debe ser libre para expresar sus deseos y para intentar llevarlos a cabo de la mejor manera posible; y los que nos quieren llevar de vuelta al puritanismo, buscando en épocas pasadas y en doctrinas como las religiones una forma de vida más sacrificada y enfocada a complacer a los demás antes que a nosotros mismos. Podemos decir que ha vuelto el puritanismo, en total contraposición a la vida alegre que mucha gente defiende a ultranza. Y tú, ¿de qué eres partidario?