¿Que eran las cofradías puritanas?

Las cofradías puritanas representan una parte fascinante e intrigante de la historia religiosa y social, particularmente en el contexto de la Nueva Inglaterra del siglo XVII. Estas comunidades, arraigadas en una interpretación estricta y austera del puritanismo, desempeñaron un papel crucial en la formación de la identidad cultural de la región.

Los puritanos, disidentes del anglicanismo en Inglaterra, buscaron una reforma más profunda y pura en la Iglesia. A medida que el conflicto religioso y político se intensificaba en su tierra natal, muchos puritanos emigraron a América en busca de libertad religiosa. En Nueva Inglaterra, establecieron comunidades basadas en principios puritanos, y las cofradías puritanas surgieron como un medio para preservar y promover sus valores compartidos.

Estas cofradías eran comunidades cerradas y autocontroladas, guiadas por líderes religiosos que interpretaban estrictamente las Escrituras. La vida cotidiana estaba fuertemente regulada por normas morales y éticas, y la participación activa en la cofradía era esencial para la aceptación en la sociedad. Las reuniones regulares incluían la lectura de las Escrituras, la oración y la discusión de cuestiones morales y doctrinales.

La vestimenta y el estilo de vida de los miembros de las cofradías puritanas eran notablemente austeros. Se desalentaba cualquier forma de ostentación, y la modestia en la vestimenta y el comportamiento se consideraba virtuosa. Estos puritanos creían en una vida centrada en la adoración a Dios y la obediencia estricta a sus mandamientos, y cualquier desviación de esta norma era objeto de escrutinio.

La rigidez moral de las cofradías puritanas a menudo llevaba a la intolerancia hacia aquellos que no compartían sus creencias. La sociedad estaba dividida entre «nosotros» y «ellos», y la presión social para conformarse a las normas de la cofradía era intensa. Aquellos que eran percibidos como pecadores o desviados eran excluidos o enfrentaban medidas disciplinarias, lo que podía incluir la humillación pública o la expulsión de la comunidad.

Sin embargo, a pesar de su aparente severidad, las cofradías puritanas también proporcionaban un sentido de pertenencia y apoyo mutuo. En un entorno hostil y desconocido, estas comunidades ofrecían seguridad y solidaridad. Los lazos sociales y la cooperación eran fundamentales para la supervivencia en un entorno difícil.

Las cofradías puritanas también desempeñaron un papel crucial en el desarrollo de las instituciones educativas en Nueva Inglaterra. La educación era vista como un medio para comprender mejor la palabra de Dios, y las escuelas puritanas se centraban en la enseñanza de la Biblia y las doctrinas puritanas. Muchas de las universidades más antiguas de América, como Harvard, fueron fundadas con el propósito de formar líderes religiosos y mantener la ortodoxia puritana.

En resumen, las cofradías puritanas fueron un componente integral de la vida en la Nueva Inglaterra del siglo XVII. Su estricto código moral y su influencia en la vida cotidiana dejaron una huella duradera en la historia de la región. Aunque la intolerancia y la rigidez de estas comunidades son a menudo criticadas desde la perspectiva contemporánea, también desempeñaron un papel importante en la formación de la identidad cultural de Nueva Inglaterra y en la promoción de valores que, de alguna manera, siguen resonando en la sociedad actual.

Los puritanos de hoy en día

Seguramente, por muy arraigados que los primeros conversos al puritanismo tuvieran sus principios y por mucho valor que les dieran, no podemos decir que muchos de ellos hayan llegado hasta nuestros días. En Inglaterra, origen de esta religión, se fue apagando poco a poco la fe de todos sus devotos; y en Norteamérica, donde arraigó de manera bastante intensa y en su forma más extrema, acabó diluyéndose en varios cultos, de los cuales el más conocido es la iglesia presbiteriana, que es una de las más seguidas en el país. Parece ser que esta rama del protestantismo europeo no acabo de cuajar ni por supuesto en los viejos cristianos, pero tampoco en los nuevos.

La verdad, la imagen de los puritanos como devotos de una fe que ha llegado a nuestros días no es muy amable que digamos. En su haber tienen ciertas leyendas negras, la más conocida entre todas la de los acontecimientos que sucedieron en Salem, donde se ajustició a gran cantidad de mujeres acusadas de brujería, y que alimentó la creencia de su existencia durante muchos años después; casi se puede decir que es la causa de que se creyera en ellas hasta hace poco tiempo, también ayudado por cierta época de oscurantismo que pareció volver a finales del siglo XIX y principios del XX. No es que crea que esta religión acabó muriendo por esta causa, pero bueno, en realidad hubo mucha gente que dejó de sentirse atraída hacia ella al no estar de acuerdo con su forma de vida ni con sus preceptos que obligaban a seguirla de alguna manera, aunque los tiempos y la sociedad fueran cambiando; en resumen, que no fue capaz de adaptarse al paso del tiempo ni a sus variaciones.

En realidad, lo que ha llegado hasta nuestros días es el aspecto un poco peyorativo de la palabra puritanas (ya sabes, como la famosa web porno) que así en un primer momento no suele ser muy amable para las féminas a las que se las aplica, sobre todo si estamos hablando de llevártelas a la cama y tener sexo con ellas. Como resultado de las férreas normas morales en las que se basaba el puritanismo, ahora se llama puritanas a todas aquellas que son cerradas de mente, que no aceptan fácilmente la opinión de los demás si difiere de las suyas, y que tienen una visión muy tradicional sobre el sexo. Vamos, que podríamos estar hablando de mujeres testarudas, cerradas y estrechas a la hora de follar, diciéndolo pronto y mal. Puede que te parezca que esto está anticuado y que no es lo normal encontrar chicas así en estos días, pero como te explicaba en el primer post de este blog, algunos aspectos del puritanismo están volviendo como respuesta al excesivo libertinaje que se vive en este momento, así que cada vez es más fácil encontrarte con tías así (lo del libertinaje no es una opinión propia, sino un dato objetivo, eso merecería otra discusión aparte, jeje).

Puede ser que si te mola ver porno online, no creas lo que te estoy diciendo, y digas que abundan las jovencitas cachondas y que se mueren por catar miembros viriles cuando más grandes y duros mejor; esto en lo que respecta a las profesionales, pero si nos vamos a las amateurs, no faltan los videos de webcams porno ni los canales de cibersexo y ciberporno gratis, donde la mayoría de las protagonistas son también chicas jóvenes, aunque no faltan también maduritas, maduras y hasta abuelas… Bueno, como digo, es cuestión de estar atentos y fijarse en las señales, porque la razón de estar ahí enseñando carne y teniendo sexo en público no tiene por qué ser precisamente que les guste, sino cualquier otra que claramente no van a admitir. Pero lo más importante es fijarte en las mujeres que tienes alrededor, o peor, en las que les echas el ojo con intenciones sexuales: a ver si te vas a llevar la sorpresa de tu vida y te vas a quedar a dos velas.

 

Los puritanos en Norteamérica

En las primeras décadas de 1600, los puritanos, una rama protestante que ya tenía bastantes seguidores incluso en el Parlamento británico, intentaron cambiar la Iglesia anglicana según los preceptos de su nueva corriente religiosa. Pero realmente tuvieron muy poco éxito, pues los monarcas ingleses, en ese momento los Estuardo, tenían poco interés en seguir con el reformismo religioso, ni tampoco en sesgar el poder que los católicos seguían teniendo en el país. Así, totalmente desanimados, en 1629 muchos de ellos comenzaron a buscar un nuevo hogar en las colonias americanas donde poder practicar sus creencias religiosas lejos de la influencia del catolicismo y de los reyes Estuardo.

Para marzo de 1630, 17 barcos financiados por la Massachusetts Bay Company abandonaron Londres para establecer una nueva colonia dirigida por un único abogado llamado John Winthrop . Los puritanos, bajo Winthrop, acordaron que establecerían una ciudad en una colina, un ejemplo de buen comportamiento y pureza religiosa para todo el mundo y especialmente para los reyes ingleses.

Entre 1630 y 1643, casi 9,000 puritanos emigraron a la colonia. La migración puritana fue mucho más rápida que cualquier otra migración de grupo en las colonias en ese momento. Una vez que llegaron a Nueva Inglaterra, los puritanos establecieron pueblos y granjas. La mayoría de ellos se establecieron en ciudades cercanas con sus familias extensas y crearon iglesias y escuelas.

Los puritanos cultivaron muchos cultivos diferentes en lugar de depender de un solo cultivo comercial, como era común en muchas otras colonias. Los cultivos diferenciados permitieron a los puritanos comer una variedad de alimentos y ayudaron a contribuir a su alta esperanza de vida.

Como dijimos, los puritanos creían que Dios había formado un pacto único, o acuerdo, con ellos. Creían que Dios esperaba que vivieran de acuerdo con las Escrituras, para reformar la Iglesia Anglicana y para dar un buen ejemplo que haría que aquellos que se habían quedado en Inglaterra cambiaran sus formas pecaminosas. La mayoría de los primeros migrantes a la colonia de la bahía de Massachusetts eran miembros de pleno derecho de la fe puritana.

Para los seguidores de esta fe, la vida religiosa y política estaban completamente entrelazadas. Cada pueblo puritano tenía reuniones municipales para determinar cómo se manejaría la ciudad, y solo a los miembros varones de la iglesia se les permitía votar sobre los asuntos que afectaban a la ciudad. Por supuesto, la asistencia a misa era obligatoria, pero para convertirse en un miembro pleno de la iglesia, los puritanos tenían que demostrar que tenían una experiencia de conversión y que formaban parte de los elegidos predestinados, un grupo al que se le garantizaba la admisión al Cielo.

Los orígenes del puritanismo

Los puritanos eran un grupo de personas que crecieron descontentos en la Iglesia de Inglaterra y trabajaron en pro de reformas religiosas, morales y sociales. Los escritos e ideas de Juan Calvino, un líder de la Reforma, dieron origen al protestantismo y fueron fundamentales para la revuelta cristiana. Sostuvieron que la Iglesia de Inglaterra se había convertido en un producto de luchas políticas y doctrinas hechas por el hombre. Los puritanos fueron una rama de los disidentes que decidieron que la Iglesia de Inglaterra estaba más allá de la Reforma. Escapando la persecución del liderazgo de la iglesia y del Rey, acabaron marchándose a las recién creadas colonias de Norteamérica.

Lo que muchos de nosotros sabemos acerca de los puritanos es un reflejo de la definición moderna del término y no del relato histórico.  Para empezar, no eran un pequeño grupo de personas: en Inglaterra muchos de los defensores del puritanismo se sentaron en el Parlamento, y tan grande fue su influencia, que una guerra civil enfrentó a los puritanos contra las Fuerzas de la Corona; aunque los puritanos ganaron la batalla con el liderazgo de Oliver Cromwell, su victoria fue corta, y de ahí su desplazamiento a América. Y para seguir, los juicios de brujería no definieron adecuadamente sus métodos de vida durante los más de 100 años en que formaron comunidades exitosas; lo que sí mostró fue el peligro en el que su aislamiento autoimpuesto los puso.

El puritanismo puede definirse principalmente por la intensidad de la experiencia religiosa que fomentó. Los puritanos creían que era necesario estar en una relación de pacto con Dios para ser redimidos de la condición pecaminosa de uno, que Dios había elegido para revelar la salvación a través de la predicación, y que el Espíritu Santo era el instrumento  de la salvación. La teología y la política calvinistas demostraron ser influencias importantes en la formación de las enseñanzas puritanas. Esto naturalmente condujo al rechazo de gran parte de lo que era característico del ritual anglicano en ese momento, ya que estos eran vistos como «idólatras papistas». En su lugar, los puritanos enfatizaron la predicación que se basaba en imágenes de las Escrituras.y de la experiencia cotidiana. Aún así, debido a la importancia de la predicación, los puritanos le concedían un lugar especial a un ministro versado en ella. El fervor moral y religioso que caracterizó a los puritanos se combinó con la doctrina de la predestinación heredada del calvinismo para producir un «pacto teológico», sintiéndose a sí mismos como los elegidos por Dios para vivir vidas piadosas como individuos y como comunidad .

 

De extremo a extremo: libertinaje VS puritanismo

Desde luego, podemos decir que vivimos en una época loca de verdad: cada cual vive a su ritmo, con sus propios valores morales, sin forma de ponernos de acuerdo en la más mínima de las reglas sociales sin que salte de pronto alguna voz de protesta… No es que sea malo, de hecho, muchos sociólogos te dirán que es así como se construye una comunidad sana, escuchando a todos y dando todo el mundo su opinión; aunque creo que lo que sigue, que todo esto se tomara con respeto y sin alteramientos, es en lo que claramente hemos fallado y me temo que seguiremos fallando.

En realidad, parece que la moralidad es una asignatura pendiente en todas las épocas históricas que ha vivido el hombre, y no porque yo crea que no se intentado buscar un consenso y habilitar ciertas reglas; es simplemente porque parece actuar en ciclos, esto es, lo que hoy nos parece bien, mañana nos parece mal, y al cabo de un tiempo vuelve a ser algo inmoral. ¿No tenéis vosotros esa misma sensación?

Si lo piensas bien, verás que llevo bastante razón: pasamos de las bacanales y orgías griegas y romanas a la enorme oscuridad y represión que trajo la Edad Media; después, el Renacimiento puso otra vez de moda la vida alegre y parrandera, hasta que el siglo XVIII volvió a convertir a la sociedad en gente pacata y llena de represiones, aunque muchos se dieran la vida padre a escondidas; y durante el siglo XX y los que llevamos del XXI, no nos acabamos de poner de acuerdo si hay que vivir la vida loca, o contenernos un poco y pensar en vivir de forma serena y moderada como sociedad y también como seres individuales. Lo dicho, todo es una especie de ciclo, donde tiramos de lo antiguo para intentar renovar lo nuevo, y donde una vez que creemos que hemos establecido una norma, la derruimos de raíz pensando que la contraría podría venir mejor.

Así, no es de extrañar que ahora mismo haya dos corrientes de pensamiento vital conviviendo, o al menos intentándolo: lo de aquellos que piensan que la vida son dos días, y que el ser humano debe ser libre para expresar sus deseos y para intentar llevarlos a cabo de la mejor manera posible; y los que nos quieren llevar de vuelta al puritanismo, buscando en épocas pasadas y en doctrinas como las religiones una forma de vida más sacrificada y enfocada a complacer a los demás antes que a nosotros mismos. Podemos decir que ha vuelto el puritanismo, en total contraposición a la vida alegre que mucha gente defiende a ultranza. Y tú, ¿de qué eres partidario?